San Justino: Primera Apología (s. II)
La Eucaristía bautismal

66. 1. Este alimento se llama entre nosotros "Eucaristía", de la que a nadie es lícito participar, sino al que cree ser verdaderas nuestras enseñanzas y ha recibido el baño para la remisión de los pecados y la regeneración, y vive conforme a los preceptos que Cristo nos enseñó. 2. Porque no tomamos estas cosas como pan común ni bebida ordinaria, sino que, a la manera que Jesucristo, nuestro Salvador, hecho carne (cf. Jn 1,14) por virtud del Verbo de Dios, tuvo carne y sangre por nuestra salvación; así también el alimento "eucaristía" por una oración que viene de Él -alimento con el que son alimentados nuestra sangre y nuestra carne mediante una transformación-, es precisamente, conforme a lo que hemos aprendido, la carne y la sangre de Jesús hecho carne. 3. Es así que los Apóstoles en las "Memorias", por ellos escritos, que se llaman "Evangelios", nos transmitieron que así le fue a ellos mandado obrar, cuando Jesús, tomando el pan y dando gracias, dijo: "Haced esto en memoria mía, éste es mi cuerpo" (Lc 22,19). E igualmente, tomando el cáliz y dando gracias, dijo: "Esta es mi sangre" (c. Mt 26,27-28), y que sólo a ellos se las dio.
4. Por cierto que también esto, por imitación, enseñaron los perversos demonios que se hiciera en los misterios de Mitra; pues en los ritos de un nuevo iniciado se presenta pan y un vaso de agua con ciertas recitaciones; ustedes lo saben o pueden de ello informarse.

3. El día que se llama del sol se celebra una reunión de todos los que moran en las ciudades o en los campos; y allí se leen, en cuanto el tiempo lo permite, las "Memorias de los Apóstoles o los escritos de los profetas. 4. Luego, cuando el lector termina, el que preside toma la palabra para hacernos una exhortación e invitación para que imitemos esas hermosas enseñanzas. 5. Seguidamente, nos levantamos todos a una y elevamos a Dios nuestras preces, y éstas terminadas, como ya dijimos (cf. I,65,3), se ofrece pan, vino y agua, y el que preside, según sus fuerzas, hace igualmente subir a Dios sus oraciones y acciones de gracias, y todo el pueblo expresa su conformidad diciendo: "Amén". Luego se hace la distribución y participación de la eucaristía, para cada uno. Enviándose su parte, por medio de los diáconos, a los ausentes. 6. Los que tienen y quieren, cada uno según su libre determinación, da lo que bien le parece, y lo recogido se entrega al que preside. 7. Y él socorre con ello a huérfanos y viudas, a los que por enfermedad o por otra causa están en la indigencia, a los que están en las cárceles, a los forasteros de paso, y, en una palabra, él se constituye provisor de cuantos se hallan en necesidad. 8. Celebramos esta reunión general el día del sol, por ser el día primero, en que Dios, transformando las tinieblas y la materia, hizo el mundo, y el día también en que Jesucristo, nuestro Salvador, resucitó de entre los muertos; pues es de saber que le crucificaron el día antes del día de Saturno, y al siguiente al día de Saturno, que es el día del sol, se apareció a sus apóstoles (cf. Mt 28,9) y discípulos, enseñándoles estas mismas doctrinas que nosotros les exponemos para su examen.
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