"Cuando Juan permaneció en Éfeso hasta una edad muy avanzada, y sólo podía ser llevado al templo en brazos de sus discípulos con dificultad y era incapaz de pronunciar muchas palabras, en las diferentes reuniones, no solía decir otra cosa que:
- 'Hijos, AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS'.
Finalmente, los discípulos y padres que estaban allí, hartos de oír siempre las mismas palabras dijeron:
- 'Maestro, ¿por qué dices siempre esto?'
- 'ES EL MANDAMIENTO DEL SEÑOR' - fue su respuesta-, y AUNQUE SE HAGA SÓLO ESTO, ES SUFICIENTE'"
San Jerónimo, Comentario sobre los Gálatas
No hay comentarios:
Publicar un comentario