Bendición del Belén Navideño en Familia
RITO DE LA BENDICIÓN EN LA FAMILIA
Como es bien sabido, además de las representaciones del pesebre de Belén, que existían desde la antigüedad en las iglesias, a partir del siglo XIII se difundió la costumbre de preparar pequeños nacimientos en las habitaciones de la casa, sin duda por influencia del "nacimiento" construido en Greccio por San Francisco de Asís, en el año 1223. La preparación de los mismos (en la cual participan especialmente los niños) se convierte en una ocasión para que los miembros de la familia entren en contacto con el misterio de la Navidad, y para que se recojan en un momento de oración o de lectura de las páginas bíblicas referidas al episodio del nacimiento de Jesús.
(N° 104 - Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los sacramentos - Directorio sobre la piedad popular y la liturgia)
RITOS INICIALES
1246. Reunida la familia, el padre o la madre de la misma dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Todos se santiguan y responden:
Amén.
El que dirige la celebración puede decir:
Alabemos y demos gracias al Señor,
que tanto amó al mundo que le entregó a su Hijo.
Todos responden:
Bendito seas por siempre, Señor.
1247. Luego el que dirige la celebración dispone a los presentes para la bendición, con estas palabras u otras semejantes:
Durante estos días contemplaremos asiduamente en nuestro hogar este pesebre y meditaremos el gran amor del Hijo de Dios, que ha querido habitar con nosotros. Pidamos, pues, a Dios que el pesebre colocado en nuestro hogar avive en nosotros la fe cristiana y nos ayude a celebrar más intensamente estas fiestas de Navidad.
1248. Uno de los miembros de la familia lee un texto de la sagrada Escritura.
Lc 2, 4-7a: “María dio a luz a su hijo primogénito”
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del santo Evangelio según san Lucas.
En aquellos días, José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre.
Palabra del Señor.
1249. Después de la lectura, según las circunstancias, puede cantarse un canto adecuado.
PRECES
1250. Sigue la plegaria común:
En este momento en que nos hemos reunido toda la familia para iniciar las fiestas de Navidad, dirijamos nuestra oración a Cristo, Hijo de Dios vivo, que quiso ser también hijo de una familia humana; digámosle:
Por tu nacimiento, Señor, protege a esta familia
Oh Cristo, por el misterio de tu sumisión a María y a José enséñanos el respeto y la obediencia a quienes dirigen esta familia. R.
Tú que amaste y fuiste amado por tus padres, afianza a nuestra familia en el amor y la concordia. R.
Tú que estuviste siempre atento a las cosas de tu Padre, haz que en nuestra familia Dios sea honorificado. R.
Tú que has dado parte de tu gloria a María y a José, admite a nuestros familiares, que otros años celebraban las fiestas de Navidad con nosotros, en tu familia eterna. R.
ORACIÓN DE BENDICIÓN
1251. Luego el ministro, con las manos juntas, dice:
Señor Dios, Padre nuestro,
que tanto amaste al mundo
que nos entregaste a tu Hijo único
nacido de María la Virgen,
dígnate bendecir + este nacimiento
y a la comunidad cristiana que está aquí presente,
para que las imágenes de este Belén
ayuden a profundizar en la fe
a los adultos y a los niños.
Te lo pedimos por Jesús, tu Hijo amado,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.
O bien:
Oh Dios, Padre nuestro,
que tanto amaste al mundo
que nos has entregado a tu único Hijo Jesús,
nacido de la Virgen María,
para salvarnos y llevarnos de nuevo a ti,
te pedimos que con tu bendición +
estas imágenes del nacimiento
nos ayuden a celebrar la Navidad con alegría
y a ver a Cristo presente
en todos los que necesitan nuestro amor.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús,
tu Hijo amado,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.
CONCLUSIÓN DEL RITO
1252. El que dirige la celebración concluye el rito, santiguándose y diciendo:
Cristo, el Señor,
que se ha aparecido en la tierra
y ha querido convivir con los hombres
nos bendiga y nos guarde en su amor.
R. Amén.
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CIC 1669: Los sacramentales proceden del sacerdocio bautismal: todo bautizado es llamado a ser una "bendición" (cf Gn 12,2) y a bendecir (cf Lc 6,28; Rm 12,14; 1 P 3,9, “Bendecid, pues habéis sido llamados a heredar la bendición”). Por eso los laicos pueden presidir ciertas bendiciones (cf SC 79; CIC can 1168)
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